domingo, 23 de enero de 2011

Reflexión I

Condenados a ser libres… ¿acaso es posible entender el mundo de otro modo?


¿Quién o qué puede impedirnos el decidir? Incluso cuando nos negamos a ello, pues no decidir, dejarnos llevar por el devenir de los acontecimientos sin tomar pie en ellos, es una decisión en sí misma, decisión de “no decidir” si se quiere llamar así.


En definitiva, condenados a ser libres (¡bendita condena!), pues no hay medio coactivo, por más profundo que sea, que decida por nosotros en última instancia. No hay mayor esclavo que el que se siente como tal y se resigna a ello. Ni siquiera el soldado, increpado por el Estado a luchar contra sus propios valores, se encuentra totalmente coaccionado, pues su conciencia queda, en última instancia, para él, en tanto en cuanto que sus valores son intrínsecos y libremente decididos.


En un mundo cada vez más manipulado, estrangulado y vilipendiado, el individualismo, y si, repito, individualismo, común y desgraciadamente confundido con egoísmo (esa creencia en la cual lo propio es lo mejor e insuperable, esa aberración humana de que somos lo mejor por pura conveniencia propia), se hace más necesario que nunca, pues frente a los valores impuestos no hay mayor lucha/contraposición que los valores libremente propios, valores que creamos y sintamos como más justos, más bellos, en definitiva… más humanos.

1 comentario:

  1. Y todo sin estar inspirado...
    Con ésto ¿en qué lugar me dejas a mí?
    Que poca consideración, señorito individualista...
    (xD)

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