jueves, 17 de marzo de 2011

Cortocircuito

No logro a comprender como una simple caricia (simple… ¡qué curioso lo rápido que se puede decir!) pueda descargar toda la electricidad que días enteros tardan en acumular. Aunque, en cierta medida, eso explicaría que seamos seres electromagnéticos: ¿acaso es nuestra carga eléctrica la que atrae?

Una simple (¡otra vez!) chispa que lo apaga todo. ¿Habéis pasado un día entero sin electricidad? Imaginaos por un momento que despertáis y la electricidad ha desaparecido. Al principio no te das cuenta, es de día y la luz del Sol embriaga lo suficiente; pero conforme se acerca la noche se ciernen tinieblas, cada vez más densas y de las que no tienes medios de resarcirte.


No logro a comprender como el encuentro de dos huellas dactilares sea suficiente para disipar cada uno de los coloridos matices que nos rodean…

1 comentario:

  1. A mí, cuando era pequeña, antes de ir al colegio, me encantaba apagar la luz y vestirme a oscuras, porque al quitarme el pijama (franela rules) siempre se veían chispitas de la electricidad estática. =)
    Phequheños placeres de la vida (L)

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