Como presentación he pensado en mostrar mi opinión de lo que debe ser un blog (o más concretamente mi blog) y así quien lo lea puede decidir de primeras si le interesa seguirlo o no (aunque no lo voy a escribir con la intención de tener una congregación de acólitos deseando que publique una nueva entrada que leer, eso seguro).
Para mi un blog no es un compendio enciclopédico de información, ni una página de enlaces a otras páginas, videos o imágenes, ni tampoco un diario narcisista e infantiloide al que dar rienda suelta al extra-ego personal. Para mi un blog es una mezcla de todo lo anterior descrito y mucho más, es la posibilidad de expresar tus ideas (y debatirlas con otros), es la posibilidad de mostrar tu trabajo (en mi caso personal: la fotografía) y, por supuesto, es un rincón en el que evadirte (lo curioso es que sea un rincón dentro de un lugar global). Supongo que es esa inmensidad, ese ocupar tan poco espacio dentro de un lugar tan inmenso el que te proporciona la suficiente intimidad como para poder expresarte sin reservas.
Llegados a este punto y para terminar de aclarar el enfoque que a mi blog quiero darle es preciso que cite una frase del fotógrafo Duane Michels: "La realidad no me interesa en absoluto. Prefiero vivir en un mundo irreal, me parece más estimulante. Nunca me ha interesado la calle, no creo que ahí afuera ocurra nada interesante. Al contrario que otros colegas, yo no me he paseado jamás con la cámara a cuestas para captar una instantánea. A mí, sobre todo, me interesan las emociones y los sueños. Lo que pasa en la calle actualmente es demasiado estúpido como para prestarle atención".
Aunque considero esta frase demasiado extremista, he de decir que no le falta razón en tanto en cuanto la realidad, la calle, lo que ocurre fuera detrás del archiconocido “velo” cada vez resulta más lamentable. Es por ello que inicio este blog con la intención de no caer en la siempre fácil llorera de los males del mundo, pues aunque es algo demoledor, también llega a ser algo, incluso, cotidiano (que no por ello moralmente válido). Pero bueno, ese es otro tema, ya tendremos tiempo de tratarlos más detenidamente. Sin otra pretensión no me queda más que decir:
¡Sean ustedes Bienvenidos!